La Esperanza. Sueño Africano.
Art.15-2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
cm 80*150*40h.
2023.
Tuve ganas de gritar con todas mis fuerzas: ¡oigan! ¡que somos personas, somos personas! Pero se me quebró la voz porque no sé a quién dirigir mi rabia ni de qué sirve en esta Europa, anestesiada ante el hundimiento de un barco con más de 700 pasajeros. El grito retenido en la garganta me duele porque me hace consciente de mi propia impotencia como ciudadana.
Y luego está el “nosotros”: ¿Por qué me permito hablar en primera persona del plural cuando yo nunca he estado en una patera ni he tenido que traspasar fronteras con la cruz amarilla de la condición de ilegal marcada en la piel? Pues porque ese “nosotros” es de la humanidad entera, con todos y cada uno de los individuos que la integran, que sangran si los pincháis, se ríen si les hacéis cosquillas. Somos tan “nosotros” los ahogados del mar Jónico como los viajeros del submarino del Titanic.
Pero no los vemos igual: cuatro hombres de tez pálida, occidentales y sonrientes, con sus cuatro nombres y apellidos, acaparan toda la compasión de la opinión pública mientras que 700 personas, ¡personas! no son más que un montón de despojos, indiferenciados y deshumanizados. Pero yo soy del “nosotros” del naufragio porque desde mi cómodo piso de Barcelona no me olvido de que vengo de la misma desesperanza, de que estoy a una generación del hambre y de verme forzada a emprender el mismo viaje. Me resisto a dejarme llevar por la estúpida y cegadora amnesia que nos convierte en espectadores indiferentes porque esa indiferencia nos hace cómplices del hecho de que el Mediterráneo se esté convirtiendo en una vergonzosa fosa común.
Najat el Hachmi
𝘌𝘴𝘵𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘧𝘶𝘦 𝘱𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘪𝘥𝘰 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘜𝘯𝘪𝘰́𝘯 𝘌𝘶𝘳𝘰𝘱𝘦𝘢. 𝘊𝘰𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘭𝘢𝘣𝘰𝘳𝘢𝘤𝘪𝘰́𝘯 𝘊𝘐𝘋𝘈 (𝘈𝘭𝘣𝘢𝘭𝘢𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘈𝘳𝘻𝘰𝘣𝘪𝘴𝘱𝘰, 𝘌𝘴𝘱𝘢𝘯̃𝘢) 𝘺 𝘠𝘦𝘴𝘰𝘴 𝘈𝘭𝘢𝘣𝘢𝘴𝘵𝘳𝘪𝘯𝘰𝘴, 𝘚.𝘓.
The hope. African dream.
Art. 15-2 of Universal Declaration of Human Rights.
No one shall be arbitrarily deprived of his nationality nor denied the right to change his nationality.
Alabaster and iron.
cm 80*150*40h.
2023.
I wanted to scream with all my might: hey! that we are people, we are people! But my voice broke because I don’t know who to direct my rage at or what use it is in this Europe, anesthetized by the sinking of a ship with more than 700 passengers. The scream retained in my throat hurts me because it makes me aware of my own impotence as a citizen.
And then there is the “we”: Why do I allow myself to speak in the first person plural when I have never been in a boat nor have I had to cross borders with the yellow cross of illegal status marked on my skin? Well, because that “we” belongs to all of humanity, with each and every one of the individuals that make it up, who bleed if you prick them, who laugh if you tickle them. We are just as “we” the drowned in the Ionian Sea as the travelers in the submarine to visit the remnant of the Titanic.
But we don’t see them in the same way: four men with pale skin, western and smiling, with their four names and surnames, monopolize all the compassion of public opinion, while 700 people are nothing more than a bunch of undifferentiated and dehumanized remains. But I am one of the “we” of the shipwreck because from my comfortable apartment in Barcelona I do not forget that I come from the same despair, that I am a generation away from hunger and from seeing myself forced to undertake the same journey. I refuse to allow myself to be carried away by the stupid and blinding amnesia that turns us into indifferent spectators because that indifference makes us complicit in the fact that the Mediterranean is turning into a shameful mass grave.
Najat el Hachmi
𝘛𝘩𝘪𝘴 𝘸𝘰𝘳𝘬 𝘸𝘢𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘥𝘶𝘤𝘦𝘥 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘵𝘩𝘦 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘯𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘢𝘴𝘴𝘪𝘴𝘵𝘢𝘯𝘤𝘦 𝘰𝘧 𝘵𝘩𝘦 𝘌𝘶𝘳𝘰𝘱𝘦𝘢𝘯 𝘜𝘯𝘪𝘰𝘯. 𝘊𝘰𝘭𝘢𝘣𝘰𝘳𝘢𝘵𝘪𝘰𝘯 𝘈𝘭𝘢𝘣𝘢𝘴𝘵𝘦𝘳 𝘚𝘱𝘢𝘪𝘯(𝘈𝘭𝘣𝘢𝘭𝘢𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘈𝘳𝘻𝘰𝘣𝘪𝘴𝘱𝘰, 𝘚𝘱𝘢𝘪𝘯) 𝘢𝘯𝘥 𝘠𝘦𝘴𝘰𝘴 𝘈𝘭𝘢𝘣𝘢𝘴𝘵𝘳𝘪𝘯𝘰𝘴, 𝘚.𝘓.
𝑇ℎ𝑒 𝑣𝑖𝑒𝑤𝑠 𝑒𝑥𝑝𝑟𝑒𝑠𝑠𝑒𝑑 ℎ𝑒𝑟𝑒𝑖𝑛 𝑐𝑎𝑛 𝑖𝑛 𝑛𝑜 𝑤𝑎𝑦 𝑏𝑒 𝑡𝑎𝑘𝑒𝑛 𝑡𝑜 𝑟𝑒𝑓𝑙𝑒𝑐𝑡 𝑡ℎ𝑒 𝑜𝑓𝑓𝑖𝑐𝑖𝑎𝑙 𝑜𝑝𝑖𝑛𝑖𝑜𝑛 𝑜𝑓 𝑡ℎ𝑒 𝐸𝑢𝑟𝑜𝑝𝑒𝑎𝑛 𝑈𝑛𝑖𝑜𝑛.