Artículo 15-2 de la Declaración de los Derechos Humanos: A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Madera e hierro.
cm 20*30*50h.
2018.
Colección privada.
Pasó tres meses en un centro de acogida en Ceuta. Hubo un juicio contra los porteadores. Tuvo que declarar. Pidió asilo político. Se lo denegaron. Contó su historia a quien le escuchó y escuchó las historias de sus compañeros. Cada vez que en el centro alguien preguntaba a alguien dónde querían ir, sonaba un único coro de voces: “¡pe-nin-su-la!”.“A la hora de marchar me preguntaron hacia dónde quería ir. Pensé que en Navarra, que está tan al norte, se hablaría francés y allí me mandaron. Me dieron un billete y un papel en que ponía que tenía permiso de residencia durante 6 meses y me comprometía a volver a Camerún después. Cuando salí del autobús no sabía qué hacer. Me quedé el último para ver qué dirección tomaban los demás. Estaba aturdido. Todo lo que me rodeaba era nuevo. Me sentía perdido y tremendamente solo”.
Europa, la península, el paraíso, no resultó tan idílico como pensaba. Encontró compañeros de aventura que le ayudaron en sus primeros tiempos. Se fue de albergue en albergue y de casa de amigos en casa de amigos. Nadie hablaba francés en Navarra. Ni en Tafalla, ni en otros lugares que visitó. Y todos los que le recibieron le explicaron que la vida allí era muy dura.
Article 15-2 of the Universal Declaration of Human Rights: No one shall be arbitrarily deprived of his nationality nor denied the right to change his nationality.
Wood and iron.
cm 20*30*50h.
2018.
Private collection.
He spent three months in a shelter in Ceuta. There was a lawsuit against the porters. He had to declare. He asked for political asylum. They denied it. He told his story to the listener and listened to the stories of his classmates. Every time someone in the center asked someone where they wanted to go, a single chorus of voices sounded: “pe-nin-su-la!”.”At the time of leaving they asked me where I wanted to go. I thought that in Navarre, which is so far north, they would speak French and they sent me there. They gave me a ticket and a paper stating that I had a residence permit for 6 months and I promised to return to Cameroon later. When I got off the bus I did not know what to do. I stayed last to see which direction the others took. I was stunned. Everything around me was new. I felt lost and tremendously lonely. “
Europe, the peninsula, paradise, was not as idyllic as I thought. He found adventure companions who helped him in his early days. He went from hostel to hostel and from friends ‘house to friends’ house. Nobody spoke French in Navarra. Not in Tafalla, or in other places he visited. And all those who received him explained that life there was very hard.